Hitchcock y el arte del suspenso



Por Iván Zonta.

Hace no mucho tiempo publicamos un artículo en el que nos preguntábamos acerca del género del terror en el séptimo arte y de su relación con el contexto histórico que la sociedad estaba atravesando en la época en que la obra fue publicada. Ahora tocará ocuparnos de otro ingrediente que no es análogo al terror, pero que se relaciona en gran medida. Y es que el suspenso, en cuanto expresión artística, suele estar íntimamente relacionado con el miedo en la cultura general. Esto, por supuesto, no es un buen indicio a destacar, sino todo lo contrario, precisamente porque a lo largo de los años y, en parte por motivo de la comercialización del cine, el concepto de “suspenso” se ha ido difuminando de manera gradual, quedando fuertemente encadenado a aquellos recursos cinematográficos que, por decirlo de algún modo, “enganchan” al espectador para que siga viendo la película, independientemente del nivel artístico que ésta tenga.

Pero suspenso y terror no son una misma cosa, aun cuando puedan estar muy relacionadas entre sí. Es difícil hoy en día encontrar una película de terror que no recurra al suspenso para alcanzar su acometido, pero las hay. En Midsommar, una gran obra de terror del año 2019, Ari Aster logra consumar un escenario de perfecto estremecimiento sin acudir a la ayuda del suspenso en casi ninguna escena. Por el contrario, la clásica película de Brian De Palma “Los intocables” (1987), nos obsequia una de las escenas de suspenso más gloriosas de la historia del cine sin que ello se tratase de algo terrorífico: me refiero a la famosa secuencia de la estación de metro donde los protagonistas se enfrentan a un tiroteo con la mafia al mismo tiempo que tienen que rescatar a un niño que cae en su cochecito por las escaleras. Una escena impecable de extrema tensión que muy lejos se encuentran del clásico cine de terror.

Pero si nos atrevemos a excavar aún más profundo podemos decir incluso, que suspenso y terror se excluyen entre sí. ¿En qué sentido? Precisamente en el hecho de que una escena no puede abarcar el miedo y el suspenso de manera simultánea. Es cierto que una película puede oscilar entre escenas de miedo y de suspenso, pero si vemos, por ejemplo, a una adolescente caminando por un jardín ominoso con una melodía sombría de fondo y si suponemos, además, que Freddy Krueger (1984) está a punto atacar, lo que estamos sintiendo no es tensión, sino francamente, miedo. Si hay miedo, entonces no hay suspenso.

Pongamos como ejemplo dos películas icónicas de la década de los 70: Alien (1979) y Tiburón (1975). En la primera se nos presenta un monstruo espeluznante desde los primeros minutos de la película, a partir de allí, el extraterrestre se esconde en los ductos de la nave y comienza su matanza desde las oscuridades. A lo largo del film, el espectador se encuentra en una situación de pavura constante porque no sólo desconoce dónde y cuándo puede encontrarse al alienígena, sino además, porque es consciente de aspecto aterrador que este posee. El público vive en carne propia el pánico que sienten los protagonistas de la película al saber que hay un octavo pasajero dispuesto a asesinarlos y no tienen escapatoria de la nave. La película de Alien (1979) recurre a algunas escenas de suspenso, pero en su mayoría, se trata de un gran film de terror.

Por su parte, Tiburón (1975) tiene una trama similar en algún punto, pero con una diferencia que es radical. Y es que la presencia del gran monstruo no se hace notar hasta casi finalizado el film. Uno puede advertir que se trata de un tiburón gigante y peligroso, pero éste nunca es mostrado en cámara como en la otra película. En este film, cada vez que el tiburón se encuentra al acecho, el espectador no absorbe el miedo de los protagonistas (que ni siquiera son conscientes de que van a ser atacados), sino que es capturado por una situación de total estremecimiento ante la posibilidad de que ocurra (o no) un ataque. Solo al final de la película, el monstruo es expuesto en cámara y uno puede ser testigo de una situación de auténtico terror. Tiburón es, en su mayoría, una película de suspenso aun cuando en lo corriente pertenezca al género del terror. Lo que hace maravillosa a esta película no es el miedo, sino la tensión.

Pero entonces ¿De qué hablamos cuando hablamos de suspenso? La respuesta, por supuesto, no es fácil de alcanzar. Pero para poder incursionar en ella, será beneficioso adentrarnos a lo que fueron los primeros peldaños del cine moderno y hacer hincapié en el gran responsable de que el suspenso haya sido en sus buenos tiempos, una magnífica pieza de arte.

El maestro del suspenso:

Alfred Hitchcock es, quizá, el cineasta clásico más recordado, reconocido y renombrado de toda la historia. Centenares de películas han sido inspiradas o dedicadas a él, grandes cineastas han hecho honor a su obra y una cantidad incontable de ficciones han intentado recrear o parodiar algunas de sus grandes películas. Hitchcock fue un cineasta que revolucionó el séptimo arte desde el asiento de director, pero esto no fue únicamente por su oficio. En su vasta carrera, dirigió películas de terror, acción, drama, thriller y hasta comedias. Pero ¿Qué fue precisamente lo que convirtió a este pequeño cineasta británico en un director tan aclamado?

Alfred Hitchcock era, lo que se dice, un verdadero “arquitecto” de la gran pantalla. Siendo aún muy joven y teniendo muy poca experiencia profesional pudo ser capaz de reconocer la importancia de la imagen a la hora de trasmitir una idea. El modo en que ésta era mostrada, el momento exacto, los motivos, los colores o tonalidades e, incluso, los sonidos que la acompañaban, podían trasmitir un mensaje en sí y por sí mismas. Por ello, a lo largo de su carrera, Hitchcock fue dándole cada vez más y más importancia al modo en que la historia era contada al punto tal que, de algún modo, los medios a partir de los cuales se trasmitía el mensaje llegaran a ser tan importante como el mensaje mismo.

Así, sobre este principio fundamental se erige toda la obra Hitchcocktiana: el medio es el mensaje. Y precisamente por esto para Hitchcock resultaba absolutamente esencial tener todo planificado desde el principio. En su libro “El cine según…”, escrito por Truffaut (1974), Hitchcock confiesa que nunca rodaba una película sin tener planificado desde el primer minuto el modo en que lo iba a hacer, los materiales que iba a utilizar o los actores que encarnarían los personajes de sus historias. Para él, era preferible abandonar un proyecto, por más ambicioso que éste sea, antes que arruinar la trama por no encontrar el modo más preciso de contarla. Hitchcock era un obsesivo de su trabajo, en el sentido más sublime que el arte nos permita expresarlo.

Pero ¿Qué tiene que ver todo esto con el suspenso? Pues bien, todo lo anterior mencionado constituye los pilares necesarios para que el suspenso pueda ser ejecutado de manera soberbia. Es decir, para que una escena de suspenso pueda estar bien lograda, los elementos que en ella se presentan deben estar evidenciados desde el principio, de manera clara y precisa. El espectador debe conocerlos, familiarizarse con ellos, ser testigo oculto de las circunstancias, para poder advertir desde el principio cuál será el desenlace.

Pero hay aun algo más: para que una escena de suspenso sea lograda, el espectador debe ser presa de sus propias emociones y, además, el director debe ser capaz de jugar con esas emociones dilatando la situación al máximo posible, tensionando la escena hasta que parezca que un mínimo soplido de viento pudiera derribarla. La emoción es el ingrediente principal, la fórmula secreta del suspenso. Pongamos un ejemplo arrebatado al propio Hitchcock:

    1. Supongamos que estamos observando a dos personas sentadas en una mesa teniendo una conversación. Una conversación corriente, sin sobresaltos ni temáticas extraordinarias. De repente, y sin que nosotros pudiéramos sospecharlo, una bomba alojada debajo de la mesa explota. ¿Eso es suspenso? Por supuesto que no. Ni esas personas, ni nosotros hubiésemos podido anticipar que algo así podría suceder.

    2. Ahora bien, supongamos ahora que nosotros como espectadores pudimos ser testigos de cómo un sujeto colocó la bomba debajo de la mesa unos minutos antes de que estas dos personas se sentaran. Y supongamos, además, que nosotros sabemos que la bomba estallará exactamente en quince minutos. Somos testigos de un futuro crimen, pero no podemos advertir a las personas de la existencia de la bomba y, además, vemos impávidos como el reloj avanza aproximándose al horario sin que podamos hacer nada para evitarlo. Inquietante, ¿No?


Pues bien, en la primera escena nos encontramos ante una situación de sorpresa, frecuentemente utilizado en los “screamers” de las películas de terror. El segundo es un claro ejemplo del arte del suspenso, el espectador queda atrapado dentro de la historia, convirtiéndose en testigo ocular de aquello que los personajes desconocen. Lo interesante aquí es que el acento no está puesto en la historia (una bomba que estalla), sino que recae en el modo en que ésta es contada.

El suspenso es un arte extraordinario en su simpleza, y Hitchcock era muy consciente de ello. No era necesario el uso de un lenguaje sofisticado ni secuencias demasiado elaboradas para crear una gran situación de suspenso. El arte consiste en la dilatación deliberada de escenas que, o bien no dicen nada, o bien, anticipan un desenlace esperado con ansiedad. El espectador debe poder reconocer lo que está sucediendo, empatizar con el personaje y sentirse afligido por la tensión.

El cine de Hitchcock se encuentra plagado de acontecimientos de estas características. La escena final de “Los Pájaros” (1963), el partido de tenis en “Extraños en un tren” (1951) o la recordada investigación frustrada de la co-protagonista en “La ventana indiscreta” (1954) son solo algunos ejemplos para mencionar. De hecho, “Psicosis” (1960), el film más rememorado de este director, es una gran muestra de cómo trabajar el suspenso, puesto que la película misma es una gran escena de tensión dilatada al máximo. Pero vayamos al que, para mí, representa el ejemplo más claro para advertir de qué manera Hitchcock convierte una simple historia en una obra de arte utilizando únicamente el suspenso como herramienta.

"La soga"

Rope (1948), traducida al español como “La soga”, es una obra maestra de célebre director británico. Se trata de un film que revolucionó la historia del cine en muchos aspectos. Por un lado, porque fue la primera película producida a la vez que dirigida por Hitchcock y fue la primera película a color de este director. Pero además, porque transcurre en un único escenario (un departamento) y en un lapso horario increíblemente acotado (desde las 19:30 hs hasta las 21 hs).

Pero el ingrediente principal que hace a esta película revolucionaria, es que todo el film está narrado en un único plano secuencia. ¿Qué significa esto? Pues, se llama “plano secuencia” a la toma que dura desde que la cámara empieza a grabar la escena hasta que termina. Por tanto, constituiría un sofisticado recurso técnico y narrativo, extender un plano secuencia, dilatarlo de manera tal que en un único plano se muestren muchas escenas conjuntas que se van sucediendo en el tiempo y que, en general, necesitarían varias tomas distintas para ser mostradas. Realizar un prolongado plano secuencia implica mucho trabajo, tiempo y material para llevarse a cabo. ¿Podrían imaginarse ahora lo que implicaría realizar todo un film utilizando un único plano secuencia? La utilización de este método se popularizó en nuestros días a partir del estreno de Birdman (2014) y 1917 (2019), pero es muy poco frecuente en la historia del cine y extremadamente difícil de concretar. De hecho, existen solo dos películas reconocidas a nivel mundial que hayan sido rodadas en plenitud de esta manera: El arca rusa (2002) y Victoria (2015); las demás utilizan trucos de posproducción o de montaje para que el resultado final figure como si hubiera sido filmado de un solo tirón, aunque esto sea ilusorio.

Pues bien, si hoy en día es difícil de lograr, en la época de Hitchcock, esto resultaba materialmente imposible, puesto que en aquel momento los rollos de filmación duraban solo diez minutos y las cámaras eran monstruosamente grandes. Hitchcock se proponía realizar un trabajo imposible y debía encontrar el modo de ocultar los cortes necesarios para que no pudieran ser evidenciados por el público, pero esto no impidió que el resultado final fuera maravillosamente impactante. Además, por el tamaño y la complejidad de los instrumentos de filmación, Hitchcock tuvo que instalar rieles que permitieran el movimiento de las cámaras y de las paredes para poder desplazarse en el escenario. Este no es un detalle menor, aunque así parezca, puesto que los movimientos de cámara generan una ilusión como si el espectador estuviera penetrando en el escenario como un personaje más. Todo esto se encuentra debidamente detallado por el propio Hitchcock en el libro donde Truffaut lo entrevistó.

Pero volviendo a lo que nos concierne, ¿Qué tiene que ver todo esto con el suspenso? ¿Por qué elegir este film como un ejemplo paradigmático del uso del suspenso? Pues bien, hablemos un poco de la trama y alcancemos una conclusión en conjunto:

La historia de la película se nos presenta como una suerte de hipérbole, todo comienza y termina en un mismo punto. Si ocurre un asesinato, ¿Qué sucede a continuación? Uno podría pensar que el momento siguiente a un crimen, es su resolución; alguien descubre el cadáver y comienzan las investigaciones como en la serie “Criminal Minds” (2005 – 2022) o el asesino esconde el cuerpo y la película gira en rededor de sus complejidades morales, por ejemplo. Pero en este film no ocurre ni lo uno, ni lo otro.

Brandon y Phillip asesinan (sin un motivo claro) a David ahorcándolo con una soga. Esconden su cuerpo en un gran cofre que era utilizado para guardar libros e inmediatamente después comienzan a llegar los invitados a una fiesta.

Esta es, lisa y llanamente, la trama de la película. De ahí en más, todo lo que ocurra a continuación hasta el desenlace, es una gran dilatación de la historia en cuestión.

Los invitados son conocidos de David, el padre, su tía, su novia y un amigo (ex pareja de su novia). La supuesta idea de Brandon era la de esperar hasta que oscureciera y terminara la fiesta para enterrar el cadáver de David, alegando que, si ellos estuvieron en la fiesta con sus conocidos, entonces nadie podría culparlos del asesinato. Uno podría decir: el crimen perfecto.

La historia es, en sí misma, siniestra: las personas asisten a una fiesta, toman, se ríen, charlan y hasta se preocupan por la ausencia de David, sin siquiera sospechar que el cuerpo del muchacho está escondido en el mismo cajón que ellos están usando como mesa para servirse la comida. El ataúd donde se encuentra el personaje que se presenta como eje de la reunión está ubicado todo el tiempo en primer plano, siendo el centro, no sólo de la reunión, sino de la escena en pantalla, como en el célebre cuento de la carta robada (1844) de Edgar Allan Poe.

Pero hay algo más. A la reunión está invitado un personaje que, de alguna manera, contrasta con el resto. El profesor Rupert (el Dupin de nuestra historia) conoce a David, a Phillip y a Brandon por haber sido sus alumnos, pero no conoce al resto de las personas de la fiesta, eso nos lleva a preguntarnos como espectadores: ¿Por qué fue invitado?

Rápidamente podemos advertir los verdaderos motivos del crimen: Brandon estaba intentando ejecutar, como ya dijimos, el crimen perfecto y salir airoso de la situación. Pero para que un crimen pueda ser catalogado como “perfecto”, es necesario que existan personas que sean testigos del hecho y, a su vez, que sean lo suficientemente sagaz para dar cuenta de la perfección de lo acontecido.

En solo pocos minutos de comenzada la película, Hitchcock ya nos presentó todos los elementos puestos en escena, ahora nos concierne hablar de las emociones.

Brandon es un auténtico psicópata. Disfruta de lo retorcido de su plan, provoca a Phillips para que se sienta incomodo, introduce discusiones polémicas referentes a la moralidad o a la criminología filosófica, para gozar con todo lo acontecido y exhibir su grandeza. Pero Phillips teme ser descubierto, la culpa lo atormenta y se le aparece como un demonio que lo hostiga a lo largo de todo el film.

Y aquí entra en juego un elemento fundamental, pero aparentemente inofensivo. ¿Recuerdan la soga con la que fue asesinado el pobre David? Ésta será presentada a lo largo de toda la trama como un cabo suelto que representa y remite al atroz acontecimiento. La soga aparece y desaparece en reiteradas ocasiones generando en Phillips (y en los espectadores) una reminiscencia tan espeluznante que lo hace entrar en pánico por el riesgo de ser descubierto. La soga se nos presenta como el eje simbólico de toda esta historia. Representa lo sucedido en tiempo presente, recupera la imagen del difunto y aúna los cabos sueltos de un plan casi perfecto. Pero todo esto lo hace sin ser el centro de la escena en ningún momento.

Hasta aquí entra todo lo que puede decirse de la película. En cierta medida se ha contado todo, pero al mismo tiempo, no se ha contado nada. ¿Por qué? Precisamente porque lo espectacular no está en la trama, sino en el modo en que fue contada.

Cada segundo, cada detalle, cada nuevo tema de conversación, cada vez que alguien se acerca al cajón. Cada cosa que pasa es motivo de estremecimiento. Más temprano que tarde, el espectador comprende que la historia solo fue una excusa, que el único objetivo de todo esto es saber si al final, los asesinos serán descubiertos o no. Y es precisamente en este punto donde se encuentra lo atractivo, es en este punto que se desarrolla el arte.

Hasta aquí habrá de llegar la historia, y hasta aquí habrá de llegar nuestro artículo. Casi como si no hubiésemos dicho nada, intentamos pensar en conjunto una pieza sublime del séptimo arte como ha de serlo el suspenso. Una pieza que ha estado ahí desde el inicio del cine, que nos ha ido acompañando en mayor o menor medida en el disfrute a la hora de sentarnos a ver una obra, pero que pocas veces nos hemos dispuesto de contemplar. Y es que la estética en el mundo del cine es así: acompaña y embellece una obra aun cuando no podamos entenderla.

Dios quisiera que en la actualidad existan más películas como La soga, que destaquen en su excelencia y en su creatividad. Si bien es cierto que de tanto en tanto aparecen grandes películas de suspenso dentro de las denominadas “cine de autor” que incursionan en el género, lo cierto es que son pocos los directores que al día de hoy se presenten como grandes amantes del género como lo fue en algún momento el aclamado Alfred Hitchcock.

Pero la realidad es que su muerte no nos ha dejado vacíos, sino todo lo contrario. Este gran autor ha servido como maestro y pionero para que muchos otros profetas, dentro de los cuales se encuentran nada menos que Coppola, Di Palma, Scorsese o el gran Stanley Kubrick, que de alguna manera han superado al maestro, pero que jamás hubiesen podido ser lo que fueron sin su enseñanza. Mientras tanto, los amantes del suspenso permanecemos en la esperanza de seguir apreciando nuevas piezas del arte del suspenso para deslumbrarnos una y otra vez con todo lo que el cine contemporáneo tiene para ofrecer.

El cuerpo en la intervención (o la intervención en el cuerpo)


“El cuerpo es poesÍa, el resto es verso” (Gabo Ferro)

Por Nazarena Alegre

        No hay nada sistematizado acerca del cuerpo en (o para) el psicoanálisis. Esto es llamativo, y me lleva a realizar la siguiente comparación con la Poesía: si la poesía es capturada, deja de ser poesía, para pasar a ser cualquier otra cosa. Quizás, pueda decirse algo similar en torno al
cuerpo:

        Si algo del cuerpo es capturado, deja de ser cuerpo, para pasar a ser fragmento. Y justo ahí, entre el cuerpo y la Poesía habitan los siguientes fragmentos de intervenciónViñetas, que bien me gusta llamar “cuentos clínicos” para ser honesta con quien lea, y con la
práctica, que mucho tiene de ficción.

“El psicoanálisis es algo vivo, por eso toca el cuerpo”
dice mi analista

“El cuerpo nos acompaña siempre, nada es sin el cuerpo''
dice la osteópata

“La piel es un órgano vivo, por eso las emociones también lo afectan”
dice la cosmiatra

¿Qué de los cuerpos se toca en la intervención (en salud)?
¿Qué del cuerpo toca la escritura?

        “El cuerpo en la intervención” es un cuento clínico conformado por tres viñetas que se enlazan buscándose entre sí. Algunos de los acompañamientos encontraron un punto de cierre, otros continúan; y algunos se mantienen desde lugares diferentes. Tres lecturas sobre el cuerpo en la infancia: el Alimento, el Juego y el Alojamiento.

"No miren arriba": De la sátira astronómica a la realidad climática

        De la mano de Leonardo Di Caprio, Meryl Streep y otros tantos reconocidos actores nos llega esta gran película que satiriza la dificultad existente en la sociedad moderna para tomar emergencias globales con la seriedad que amerita y la siempre presente renegación de la evidencia científica.

        Con una brillante analogía acerca de la Crisis Climática, se presenta a un grupo de científicos intentando alertar sobre la inminente destrucción de la humanidad causada por la llegada de un meteorito a la tierra. Resultando éstos ignorados y desprestigiados por una sociedad anestesiada por sucesos banales de actualidad, a la cual la negación los lleva a burlarse de quienes intentan alertar acerca del acontecimiento y a sostener divisiones políticas, promulgando el mensaje de “No miren para arriba”.




Por Germán Savloff

        En nuestra realidad, los impactos del Cambio Climático, que a diferencia de la llegada de un meteorito, ya están siendo evidenciados y se están volviendo irreversibles, nos plantea escenarios devastadores en una ventana de tiempo menor de 10 años.

        Estos impactos son multidimensionales y afectan de manera holística a ecosistemas que ya están desapareciendo, como los arrecifes de coral. Los incendios forestales, cada vez más frecuentes (como los que evidenciamos en estos momentos a lo largo de nuestro país), están aniquilando toda la selva del Amazonas y del resto de Latinoamérica.
Elevación del nivel del mar, daños en la agricultura y el calor en aumento, que plantea zonas en donde no será posible habitar para los humanos, son otros de los tantos impactos que ya estamos sufriendo.

        Se prevé que en un futuro cercano existirán los llamados migrantes del clima: personas que habitan zonas cercanas al centro del ecuador migrando a los polos, lo que provocará reacciones políticas adversas e incluso enfrentamientos bélicos.



        En la película se remarca la paridad entre la científica Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence) cuya frustración ante la respuesta de quienes permanecían en el desasosiego, terminó siendo el foco de una humillación mediática producto de su reacción. Y por el otro lado el científico, Randall Mindy (Leonardo DiCaprio), quien corrompido por la vanidad, olvida su misión principal, dando un claro ejemplo del poder que ofrecen los medios a quienes son serviciales a sus intereses.

        Así, la imposibilidad de advertir la catástrofe tiene responsables muy claros y quedan evidenciados en el film. Los grupos de poder y medios de comunicación, representados por la presidente Janie Orlean (Maryl Streep), quien al principio lo considera un suceso inoportuno por encontrarse ella en medio de un escándalo político, para luego virar de postura constantemente según la conveniencia del momento. Los periodistas y famosos juegan un papel fundamental en conservar a la sociedad ajena a la realidad y “mantener las malas noticias suaves” como cita la periodista Brie Evantee (Cate Blanchett) en la película. También está la figura del magnate tecnológico Peter Isherwell (Mark Rylance), cuyo ego y ambición lo lleva a ignorar la lógica y conducir al planeta al peor final. Y por supuesto, no podían faltar en esta sátira nuestros queridos memes, como un elemento que consigue distraernos incluso de las peores situaciones.



        Estos grupos de poder que solamente persiguen el beneficio inmediato y satisfacer sus propios intereses, nos mantienen aislados de la realidad y persiguiendo falsas soluciones. También está la promesa de los puestos de trabajo que proveería el cometa: una estrategia común y falaz utilizada por industrias para justificar un mayor daño al planeta. Ahora se nos plantea la posibilidad de tecnologías de captura de carbono que actualmente no existen, con gigantescos financiamientos en ese sentido, con el fin de seguir sosteniendo las mismas prácticas que nos llevaron a esta situación: el llamado Business as Usual.

        En Argentina, las políticas extractivistas nos llevan a un deterioro cada vez más grande y pareciera que la única alternativa que se nos plantea son más políticas de este estilo. Recientemente el gobierno autorizó la explotación petrolera en Mar del Plata dando muestras de a qué intereses responde. Esto nos exige, como sociedad, unirnos, informarnos y actuar para mitigar futuros impactos, exigiendo políticas que se alineen con la urgencia de la situación, la cual la evidencia científica, de forma muy clara, nos avala al respecto.



        Para finalizar, quería hacer mención a dos brillantes escenas en particular (de entre las tantas que nos deja esta película), dejando de lado las del genial Jonah Hill, Jefe de Estado e hijo de la presidente (quien representa al tonto que se jacta de tener dinero y lo idolatran por eso); o las del héroe de guerra racista Benedict "Ben" Drask (Ron Perlman), cuyo accionar se justifica por “ser de otra época”.

        La primera tiene que ver con la cruda realidad de racismo que vivencian las comunidades afroamericanas en Estados Unidos, cuando el científico de la NASA, Clayton "Teddy" Oglethorpe (Rob Morgan), que al ser arrestado le manifiesta a la policía que la diferencia en la pigmentación de su piel es debida únicamente a diferentes migraciones por parte de sus ancestros. Otra escena a mencionar es la del empresario tecnológico, quien ofendido ante la sugerencia del Dr. Randall Mindy de accionar como un “hombre de negocios”, lo descalifica diciendo que su tecnología le brinda la información necesaria para saber exactamente qué y quién es en realidad, y hasta predecir a la perfección (incluso) su muerte, anunciándole que solo recuerda un detalle: morirá solo. Finalmente esto no sucede, con lo cual la película nos deja un mensaje acerca de lo posible en el humano, con la potestad suficiente de tomar las riendas de su destino más allá de las circunstancias y los algoritmos.


"Que el hombre sepa que el hombre, puede" - Expedición Atlantis



"En venta" por Aeropuerto literario

 


En venta

Caminaba por uno de los tantos pueblos que tiene el interior de la provincia más hermosa del país y pensaba en lo afortunado que me sentía por estar en ese lugar, siendo que poco tiempo atrás me encontraba encerrado entre las cuatro paredes de una oficina sin ventanas, con una pila de papeles por sellar y un montón de sueños que quedaban tan aplastados como aquellas hojas. Recorría las callejuelas de tierra dando pasos muy suaves y con la mirada contenta, como quienes saben que han ganado en su vida o, por lo menos, están ganando en ese momento. Había muchos puestos, diversos y coloridos, en los que se vendía de todo a los paseantes: ropa, adornos, artesanías y hasta perfumes caseros. No me atraía demasiado aquella feria, lo reconozco, ya que nunca fui propenso a las compras ocasionales, pero la paz que me colmaba el cuerpo me permitió observar cada uno de los productos que se ofrecían y valorarlos con amabilidad. El sol estaba en su esplendor pero bajo la sombra de los toldos se estaba muy bien, con una temperatura agradable y una suave brisa que un poco refrescaba las pieles. En cierto momento, mientras pensaba en María, como siempre, vi un puesto alejado en el que había una señora muy pequeña sentada, avejentada entre sus cientos de arrugas, con un pañuelo en la cabeza y nada en el mostrador. Me acerqué un tanto extrañado para saber qué hacía la mujer allí si no tenía nada visible en venta y tampoco estaba conversando con alguna otra persona, que también me llamó la atención, ya que toda la gente estaba vendiendo algo o hablando con alguien más. Cuando estuve cerca de ella, noté que con sus manos sostenía un cartel y ese cartel fue una cachetada a mi credulidad: “Vendo tiempo”, decía. Lo primero que imaginé al leerlo fue que aquella pobre mujer estaría loca de remate, totalmente desquiciada y que su única ocupación durante el día sería estar allí sentada y creer que formaba parte de aquel grupo feriante.

    —Buen día, joven. Recuerde beber agua porque hoy hace calor.

Le respondí con cortesía mientras me di cuenta de que, al pronunciar aquella frase, la señora estaba demostrando que tenía percepción de tiempo, que me había reconocido como alguien joven (o más joven que ella, por lo menos) y que tenía consciencia de que ese día hacía calor, con los consecuentes cuidados que hay que tener presentes. Por lo tanto, tan loca no estaba. No pude aguantar la curiosidad de preguntarle cómo era eso de vender tiempo, disculpándome si le faltaba el respeto con mi duda.

    —Así como lo lee, joven. Vendo tiempo.

Sí, eso estaba claro, así que volví a consultar acerca de los detalles, es decir, cómo se vende el tiempo, cómo me lo entregaría, cuánto podría ser el valor de aquello incalculablemente alto.

    —¿Le interesa el tiempo, joven?

Le respondí que sí.

    —¿Cuánto?

Esa fue una pregunta que no me gustó, pero quise seguir indagando. Le confesé que mucho, demasiado, que el tiempo era una obsesión para mí y que realmente estaba interesado en saber sobre la transacción. Asintió con la cabeza sin decir una palabra. Me exasperaba su tranquilidad y su hermetismo, ya que casi no había respondido ninguna de mis preguntas. Fortaleciendo mi tono, volví a consultarle sobre las condiciones de venta.

    —Eso lo sabrá cuando me lo compre. Le aseguro que se dará cuenta cuando lo reciba.

La odiaba, pero me había ofrecido el mejor producto que alguien como yo pudiera comprar y estaba al alcance de mi mano. Quizás era un guiño del destino, que después de escucharme pedir tiempo y de verme analizando de qué maneras hacer rendir más mi tiempo, mis días, mi vida, me estaba acercando aquello que regía mi existir. O quizás era una estafa, muy probablemente, pero ¿cómo podría resistirme a probar? Traté de disimular mi ira por la falta de respuestas de aquella mujer que en apariencia era adorable pero que encarnaba al mismísimo demonio y podía hacer enojar hasta al más pacifista de los que caminábamos por ahí, que era yo, sin lugar a dudas. Le pregunté, entonces, cuánto costaba el tiempo.

    —Usted podrá pagarlo.

Era una provocadora y presupuse que quería hacerme fastidiar, quería dominarme, pero no lo conseguiría. Saqué mi billetera del bolsillo, la abrí e hice un gesto de ofrecérsela para que entienda que quería pagarle, pero esta vez sin hacerle la pregunta.

    —Cincuenta dólares.

Fue la única precisión que me dio y me hizo un ruido estremecedor: si realmente me iba a vender tiempo, era muy barato; si era una estafa, era muy caro. Me dolía arriesgarme a perder cincuenta dólares y por un momento maldije mi suerte, protesté por estar haciendo ese viaje y haber tenido que encontrar a aquella anciana que ahora me había puesto entre la espada y la pared. ¿Iría tras mi sueño por cincuenta dólares? ¿Me atrevería a quedar como un estúpido si todo aquello fuera mentira? Medité lo más rápido que pude y, finalmente, le entregué el dinero que me había pedido. Ella lo tomó con una mano e hizo un ademán con la cabeza como agradeciendo mi confianza. Nos quedamos callados ambos durante unos minutos, mirándonos mutuamente: yo esperando que ella me entregara algo o me diera alguna clave, alguna señal, y ella esperando que yo me fuera para dejarle el lugar a otros potenciales clientes, que hasta el momento no había. Harto, totalmente impacientado y con cincuenta dólares menos en mi billetera, le exigí que me dijera qué hacer, cómo recibir el producto o dónde lo encontraría.

    —Ya se lo di.

Respiré profundo para no insultarla. Le pedí que me repitiera lo que había dicho.

    —Ya le vendí mi tiempo, señor. Hace quince minutos que está aquí hablando conmigo. Yo vendo tiempo, mi tiempo.

Abrí muy grandes los ojos hasta casi desorbitarlos y le exigí que me explicara de inmediato lo que estaba sucediendo.

    —Cada quien le da a su tiempo el valor que considera. Estoy segura de que, a partir de hoy, usted valorará más su tiempo. Eso es lo que le vendí.


Fue la única vez que no me estafaron al realizar una compra callejera. Y, a decir verdad, cincuenta dólares por una lección de vida es un precio muy barato.


Por Aeropuerto literario

Cambio Climático y Sustentabilidad: Un recorrido sobre el abordaje de las problemáticas ambientales

En el siguiente artículo se abordará la crisis climática y otras problemáticas ambientales y su perspectiva histórica. Haciendo mención al último informe publicado por el IPCC. También se hará mención a las diferentes visiones de abordaje, para lo cual se definirán los conceptos de Sostenibilidad y Sustentabilidad y se mencionará el aporte realizado desde Latinoamérica en la visión de la protección ambiental a partir de la definición de los mismos.



Por Ing. Germán Savloff Di Campli

“It's the end of the world as we know it, and I feel fine” R.E.M

Introducción

        Nos encontramos en estos momentos atravesando la emergencia más grande a la que se haya enfrentado la humanidad y a la pareciera darse un constante tratamiento de coyuntura, sin entender lo intrínsecamente relacionado que está este sistema vivo y creyendo que, atacando una porción de la agenda, mientras se continúa reproduciendo las mismas acciones, será posible salir de esta situación.

        Es por eso que al hablar de ambiente siempre debe hacerse con una visión holística, teniendo en cuenta factores económicos sociales culturales, identitarios y políticos.

Breve reseña histórica del abordaje de las problemáticas ambientales

        La agenda ambiental se vio históricamente tocada por el contexto de los diferentes países, algunos movidos por cuestiones nucleares, catástrofes o, más por nuestros lares, la pobreza.

        Fue durante las décadas del 60 y 70 cuando, dentro de un periodo marcado por el fenómeno de la guerra fría, con procesos de descolonización y otros acontecimientos que dieron lugar a que la cuestión ambiental empezara a tomar un protagonismo mayor a en la agenda internacional.

        Fue en este marco que aparecieron una serie de obras de gran importancia en la cuestión y que marcaron el rumbo del abordaje de la problemática los siguientes años.

        La primera, “Primavera Silenciosa” por la bióloga Rachel Carson, una de las promotoras de la agencia ambiental de EEUU. En la obra se lleva a cabo una investigación sobre la ausencia de ciertos parámetros que Carson observó en la naturaleza, en particular sobre el canto de los pájaros, lo que le hizo pensar que había cambios en los procesos de anidación lo que derivó en una investigación sobre el impacto de los agroquímicos en diversos sistemas naturales.

        La Tragedia de los Comunes, un paper de Garret Hardin, quien usando la vieja imagen de la economía tradicional, base del institucionalismo y liberalismo, en donde el uso de los pastizales plantea una escenario en donde cierta cantidad de pastores llevan a sus ovejas a un pastizal, que al ser de uso común no existe regla alguna sobre su forma uso y que, en tiempos de abundancia lleva a una gran cantidad de animales usando dichos espacios, dando lugar a una sobreexplotación de los mismos.

        Esto dio lugar a debates que concluyeron en premios Nobel, como el de Ostrom, la única mujer en ganar un Nobel de economía, en donde se plantea que el uso colectivo de recursos naturales, sin ninguna clase de regla o control de los mismos, lleva inevitablemente a una sobreexplotación y agotamiento de los mismos. También que los intereses individuales no necesariamente nos llevan al mejor bien colectivo.

        La tercera obra es el informe "Límites al Crecimiento", elaborado por el Club de Roma, en donde primaba un fuerte mensaje neo Malthusiano.

        La catástrofe ecológica estaba vinculada al aumento de la población, especialmente de los países en desarrollo y la tensión sobre los recursos derivados de este fenómeno.

        En el mismo se ensayan diferentes modelizaciones y escenarios, desarrollados por el MIT, que no coincidían con la visión política de países en desarrollo como el nuestro, en pleno auge de las teorías del desarrollo en América Latina. Esto fue visto como un corte para estos países a las posibilidades de llegar al desarrollo, en contraposición a la de los países desarrollados que “ya llegaron”.

        Es en ese contexto tenemos la primera Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano (Estocolmo 1972), con una fuerte idea antropocéntrica (ya desde el nombre de la misma), centrada en la figura del hombre, biologicista y conservacionista a los intereses de los países del norte y Europa. El informe Límites al Crecimiento se consideró un activo clave, con esta idea de bomba demográfica de los países en desarrollo sin saber gestionar sus recursos.

        Ante esta situación los países en desarrollo se abroquelaron, y fue durante la década del 80, en la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo donde se logra una fuerte alianza entre lo que se conoce como la agenda ambiental y la de desarrollo, por lo que hablar de estas agendas como asuntos separados es un error al tener ambas un inicio común.

        A partir de aquí adquiere consenso internacional el paradigma de la sostenibilidad. Entendiéndose al desarrollo sostenible/sustentable (más adelante se diferencian estos conceptos) como la posibilidad de satisfacer necesidades de generación actual sin comprometer la capacidad de futuras generaciones para satisfacer las propias necesidades.

        Fue durante esta década que empiezan las reuniones sobre un fenómeno que se conocería como cambio climático, llamado así a partir de la creación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

        Dando un salto a las décadas del 90 y 2000, en donde se sucedieron hitos importantes, como la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo o Cumbre de la tierra, Río 1992 (nótese la diferencia ya desde el nombre con la conferencia anterior) donde se generaron muchos resultados y consenso, se llega al Acuerdo de París, en 2015, dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

        Este acuerdo tiene un objetivo cuatripartito, con componentes de mitigación, adaptación, financiamiento y producción de alimentos salvaguardado y con elementos que se negociaron durante 10 años.

        Se establece una meta de temperatura (componente de mitigación) en donde se plantea que la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera no sobrepase un nivel dañino irreversible. Se busca limitar el aumento de la temperatura de la tierra por debajo de 2°C (a niveles pre industriales) y realizar esfuerzos para que no sobrepase el 1,5°C. Esta diferencia de medio grado, si bien parece pequeña, trae consigo situaciones catastróficas e irreversibles para el ambiente y la sociedad.


        En esta imagen se compara las emisiones globales resultantes de los esfuerzos propuestos por los países en el Acuerdo de París, lo que llevaría a las líneas azules y verdes de 2°C y 1,5°C respectivamente, en comparación con la línea naranja que representa la inacción (o el Business as Usal como suelen decir activistas y divulgadores) que nos llevaría a una temperatura promedio de unos 3°C respecto a la era preindustrial.

Desarrollo Sostenible y Sustentable.

        Los conceptos sostenible y sustentable surgen de la traducción de la palabra en inglés Sustainable, con una única denominación. Esto repercutió en debates ideológicos, especialmente en América Latina, que llevaron a una diferenciación de estos conceptos, con dos saberes y lógicas diferentes.

        En primer lugar, es importante destacar que existe consenso en ambas denominaciones en considerar aspectos económicos, sociales y ambientales. La diferenciación está en la dicotomía entre desarrollo y ambiente. El desarrollo Sostenible planteado aparentaba solucionar todos los problemas al permitirnos consumir cada vez más siempre que se hiciera de manera perdurable en el tiempo, sin cuestionar los modelos de consumo y producción (de nuevo el Business as Usual).

        El ecologismo latinoamericano critica esta idea diciendo que esto no debe considerarse así, que los recursos incluso para la economía clásica tienen límites y que el crecimiento infinito no es posible.

        Esta idea de que cada vez más personas accedan a más cosas (fenómenos de masas) sin cuestionar las bases de lo que se accede, si esto significa o no realmente desarrollo (o felicidad) y sin relacionarlo con el soporte ecológico, conlleva a una sobreexplotación de los recursos, lo que repercute en enormes daños al ambiente.

        Así, el sistema Sustentable requiere cuestionar el modelo estándar, de seguir haciendo lo mismo, encontrando parches en el camino para sanear los daños.

        Uno de los exponentes más fuertes de esta diferencia es el mexicano Enrique Leff, quien escribió: "La ambivalencia del discurso de la sustentabilidad surge de la polisemia del término sustainability, que integra dos significados: uno, traducible como sustentable, que implica la internalización de las condiciones ecológicas de soporte del proceso económico; otro, que aduce a la durabilidad del proceso económico mismo. En este sentido, la sustentabilidad ecológica se constituye en una condición de la sostenibilidad del proceso económico. (Leff, 1998)”

Consecuencias del Cambio Climático

        El novelista Louis L’Amour escribió, “Lo único cosas que nunca cambia es que todo cambia” y el clima no es la excepción. El clima naturalmente cambia y ha cambiado a lo largo de los siglos, la característica actual no es el cambio en sí mismo sino el carácter antrópico del mismo.

        El cambio climático se representa a partir de cambios en la temperatura promedio de la tierra. Esto repercute en cambios en los patrones de precipitación, con incrementos y disminución por regiones, heladas, modificaciones en características de los océanos, como el nivel del mar o cambios en la composición química, derretimiento de los glaciares (lo que a su vez afecta la disponibilidad de agua dulce) y la ocurrencia de eventos extremos como olas de calor, frío, sequías e inundaciones. También alteraciones en los sistemas hidrológicos, pérdida de hielo y afectación en la escorrentía.

        A su vez, los cambios en las condiciones químicas de los océanos producen eutrofización, que causa una constante muerte de material orgánico y con esto falta de oxígeno, necesario para la captura de CO2, lo que provoca un aumento cada vez mayor de la temperatura. Vale la pena mencionar que la cantidad de plástico en el mar, debido principalmente a la pesca industrial, exacerba aún más esta rueda de muerte en el mar, agravando la problemática del calentamiento.

        En este recuento de situaciones queda en evidencia el carácter multivariable y multicausal de esta problemática. Dónde incendios en el Amazonas provocan fuertes inundaciones en algunas zonas y déficit muy extendido de precipitaciones otras, como la zona de la naciente del Paraná, lo que repercute en la bajante que estamos sufriendo en estos momentos.


        Estas situaciones provocan un gran impacto en la población y sus actividades económicas, tanto en áreas urbanas y rurales. En temas biológicos muchas especies han cambiado su rango geográfico, actividades estacionales y patrones migratorios, sin mencionar a la extinción masiva de tantas otras especies que no lograron adaptarse a los cambios de temperatura.

Último informe del IPCC


        El ya mencionado Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) es el órgano de las Naciones Unidas encargado de evaluar los conocimientos científicos relativos al cambio climático. El mismo está formado por miles de científicos, que ofrecen voluntariamente su tiempo para evaluar los miles de artículos que se publican cada año, con el fin de elaborar un resumen exhaustivo de los factores que impulsan el cambio climático, sus impactos y futuros riesgos, y sobre la forma de reducir dichos riesgos mediante la adaptación y la mitigación.

        Hasta la fecha han publicado 6 informes, además de 3 informes especiales, como el de “Calentamiento Global de 1.5°C”, famoso informe en donde se plantean los impactos del aumento de la temperatura a estos niveles.

        Otro informe especial es el de “Cambio Climático y Tierra”, que trabaja sobre los temas asociados a cambio de uso de suelos y donde se demostró sobre todo la alta incidencia de la ganadería en la problemática. Siendo esta una de las principales causas de emisión de gases de efecto invernadero, sumado a ser la principal causa de deforestación y uso de recursos como agua y suelo. Situación que se agrava continuamente debido a un aumento exponencial y artificial de la población de ganado.

        El más reciente informe, brindado por el Grupo de Trabajo 1, que trabaja sobre las bases de las ciencias físicas (hay otros 2 uno sobre Impacto, Adaptación y Vulnerabilidad y otro de Mitigación) revela la severidad y urgencia del cambio climático y plantea una serie de medidas controversiales para su abordaje.

        Es importante destacar, en momentos en que el negacionismo sobre el cambio climático llega a escalas de poder político, que este informe viene tras cruzar 14000 papers, con 234 científicos de 66 nacionalidades durante 8 años, con 50.000 comentarios y revisiones.

        Entre los puntos destacados del informe se menciona que es indiscutible que la actividad humana es responsable del calentamiento global. Los cambios climáticos recientes son generalizados, rápidos y cada vez más intensos.

        No existe región que no haya sido ya afectada y todo el planeta va a ir sufriendo impactos cada vez más fuertes y frecuentes. Nadie está exento de que esto lo afecte. La civilización nunca se enfrentó a una problemática universal que incide en todo el planeta por igual (en los 70 cuando apareció la capa de ozono tenía más impacto la penetración de rayos ultravioleta en algunas partes del mundo que en otras). A su vez, su carácter exponencial hace que en cada minuto de inacción aumente la concentración de gases en la atmósfera.

        También revela que según las trayectorias actuales entre 2030 y 2040 se va a superar el 1.5°C de aumento de temperatura planteado como objetivo, y solo sería posible no alcanzarlo con una reducción drástica y a gran escala de las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que significa un escenario imposible a estas alturas.

        Con respecto al objetivo de 2°C se presentan 5 escenarios y solamente en uno de ellos logramos mantenernos por debajo de un aumento de la temperatura global de menos de 2 hacia fin de siglo.

        Ninguno de estos escenarios contempla poder mantenernos por debajo de los 2°C sin estrategias de captura de carbono, esto significa una novedad en el abordaje de la problemática. Como ejemplo de esto último aparecen nuevas tecnologías de geoingeniería para la captura de co2 o la refracción de luz solar. El agronegocio está trabajando en desarrollar (con muchísimo financiamiento detrás) cultivos transgénicos que tengan colores blancos, de forma tal de refractar la luz solar, esto ayudaría a reemplazar el efecto albedo (del hielo y nieve que se está derritiendo). Así, nuevamente se viene a plantearnos que la solución está en seguir haciendo lo mismo, pero saneando los daños y no en cuestionar las prácticas y modelos que nos llevaron a esta situación.

        Es evidente que las responsabilidades de la crisis vienen dadas en primera medida por actores económicos y políticos de gran escala y no puede delegarse las mismas a la población en general, y mucho menos a los más jóvenes, quienes son los que van a vivenciar los daños cada vez mayores. De igual forma es sumamente importante replantearse el rol que tenemos dentro del ambiente, la naturaleza y el resto de las especies que habitan en ella, concientizarnos acerca del impacto de nuestras acciones y exigir cambios sistémicos e inmediatos (que nazcan en primer lugar de nosotros mismos) en los modelos de producción y consumo.


Bibliografía

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