"No miren arriba": De la sátira astronómica a la realidad climática

        De la mano de Leonardo Di Caprio, Meryl Streep y otros tantos reconocidos actores nos llega esta gran película que satiriza la dificultad existente en la sociedad moderna para tomar emergencias globales con la seriedad que amerita y la siempre presente renegación de la evidencia científica.

        Con una brillante analogía acerca de la Crisis Climática, se presenta a un grupo de científicos intentando alertar sobre la inminente destrucción de la humanidad causada por la llegada de un meteorito a la tierra. Resultando éstos ignorados y desprestigiados por una sociedad anestesiada por sucesos banales de actualidad, a la cual la negación los lleva a burlarse de quienes intentan alertar acerca del acontecimiento y a sostener divisiones políticas, promulgando el mensaje de “No miren para arriba”.




Por Germán Savloff

        En nuestra realidad, los impactos del Cambio Climático, que a diferencia de la llegada de un meteorito, ya están siendo evidenciados y se están volviendo irreversibles, nos plantea escenarios devastadores en una ventana de tiempo menor de 10 años.

        Estos impactos son multidimensionales y afectan de manera holística a ecosistemas que ya están desapareciendo, como los arrecifes de coral. Los incendios forestales, cada vez más frecuentes (como los que evidenciamos en estos momentos a lo largo de nuestro país), están aniquilando toda la selva del Amazonas y del resto de Latinoamérica.
Elevación del nivel del mar, daños en la agricultura y el calor en aumento, que plantea zonas en donde no será posible habitar para los humanos, son otros de los tantos impactos que ya estamos sufriendo.

        Se prevé que en un futuro cercano existirán los llamados migrantes del clima: personas que habitan zonas cercanas al centro del ecuador migrando a los polos, lo que provocará reacciones políticas adversas e incluso enfrentamientos bélicos.



        En la película se remarca la paridad entre la científica Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence) cuya frustración ante la respuesta de quienes permanecían en el desasosiego, terminó siendo el foco de una humillación mediática producto de su reacción. Y por el otro lado el científico, Randall Mindy (Leonardo DiCaprio), quien corrompido por la vanidad, olvida su misión principal, dando un claro ejemplo del poder que ofrecen los medios a quienes son serviciales a sus intereses.

        Así, la imposibilidad de advertir la catástrofe tiene responsables muy claros y quedan evidenciados en el film. Los grupos de poder y medios de comunicación, representados por la presidente Janie Orlean (Maryl Streep), quien al principio lo considera un suceso inoportuno por encontrarse ella en medio de un escándalo político, para luego virar de postura constantemente según la conveniencia del momento. Los periodistas y famosos juegan un papel fundamental en conservar a la sociedad ajena a la realidad y “mantener las malas noticias suaves” como cita la periodista Brie Evantee (Cate Blanchett) en la película. También está la figura del magnate tecnológico Peter Isherwell (Mark Rylance), cuyo ego y ambición lo lleva a ignorar la lógica y conducir al planeta al peor final. Y por supuesto, no podían faltar en esta sátira nuestros queridos memes, como un elemento que consigue distraernos incluso de las peores situaciones.



        Estos grupos de poder que solamente persiguen el beneficio inmediato y satisfacer sus propios intereses, nos mantienen aislados de la realidad y persiguiendo falsas soluciones. También está la promesa de los puestos de trabajo que proveería el cometa: una estrategia común y falaz utilizada por industrias para justificar un mayor daño al planeta. Ahora se nos plantea la posibilidad de tecnologías de captura de carbono que actualmente no existen, con gigantescos financiamientos en ese sentido, con el fin de seguir sosteniendo las mismas prácticas que nos llevaron a esta situación: el llamado Business as Usual.

        En Argentina, las políticas extractivistas nos llevan a un deterioro cada vez más grande y pareciera que la única alternativa que se nos plantea son más políticas de este estilo. Recientemente el gobierno autorizó la explotación petrolera en Mar del Plata dando muestras de a qué intereses responde. Esto nos exige, como sociedad, unirnos, informarnos y actuar para mitigar futuros impactos, exigiendo políticas que se alineen con la urgencia de la situación, la cual la evidencia científica, de forma muy clara, nos avala al respecto.



        Para finalizar, quería hacer mención a dos brillantes escenas en particular (de entre las tantas que nos deja esta película), dejando de lado las del genial Jonah Hill, Jefe de Estado e hijo de la presidente (quien representa al tonto que se jacta de tener dinero y lo idolatran por eso); o las del héroe de guerra racista Benedict "Ben" Drask (Ron Perlman), cuyo accionar se justifica por “ser de otra época”.

        La primera tiene que ver con la cruda realidad de racismo que vivencian las comunidades afroamericanas en Estados Unidos, cuando el científico de la NASA, Clayton "Teddy" Oglethorpe (Rob Morgan), que al ser arrestado le manifiesta a la policía que la diferencia en la pigmentación de su piel es debida únicamente a diferentes migraciones por parte de sus ancestros. Otra escena a mencionar es la del empresario tecnológico, quien ofendido ante la sugerencia del Dr. Randall Mindy de accionar como un “hombre de negocios”, lo descalifica diciendo que su tecnología le brinda la información necesaria para saber exactamente qué y quién es en realidad, y hasta predecir a la perfección (incluso) su muerte, anunciándole que solo recuerda un detalle: morirá solo. Finalmente esto no sucede, con lo cual la película nos deja un mensaje acerca de lo posible en el humano, con la potestad suficiente de tomar las riendas de su destino más allá de las circunstancias y los algoritmos.


"Que el hombre sepa que el hombre, puede" - Expedición Atlantis



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