A 80 años de la muerte de Freud y más de un siglo de la creación del Psicoanálisis

“Todavía prefiero la existencia a la extinción”. S. Freud.

Por Carlos Giusti. 

El 23 de septiembre de 1939, a las 3 de la madrugada, en su domicilio de exiliado en Londres, moría Sigmund Freud a los 83 años de edad, quien revolucionó el campo del saber con su descubrimiento del inconsciente y la creación del psicoanálisis.

Como lo había dicho al partir de Viena el año anterior, luego de la implacable persecución nazi que puso en riesgo su vida y la de su familia, como también la supervivencia de su obra: “Llego a Inglaterra para morir en libertad”.

Gobernantes y celebridades de todo el mundo lograron aunar sus influencias para que el régimen alemán, que dominaba Austria y se extendía por Europa, le permitiera salir del país donde había iniciado y desarrollado lo que sería el más trascendente movimiento psico-socio-cultural de los últimos siglos. Claro que, hasta en esas circunstancias adversas y bajo el imperio del horror, salió a relucir la oposición a cualquier sometimiento al poder, que siempre lo caracterizó e impregnó muchas de sus concepciones teóricas (como está expuesto en uno de sus textos esenciales: “Psicología de las masas y análisis del yo”, de 1921), cuando al exigirle que firmara una declaración diciendo que no había recibido “malos tratos”, lo hizo pero agregando de su puño y letra: “Puedo darles a todos las más altas recomendaciones de la Gestapo”. Si la ironía puede inscribirse en la misma serie con el humor, lo cómico, el chiste, en la que Freud descubrió el sentido inconsciente que porta su mensaje cuando se ofrece a ser leída una verdad, atravesando la censura y adviniendo el sujeto, podemos reconocer en ese acto su irrenunciable posición.

En la historia del psicoanálisis suele considerarse la publicación de “La interpretación de los sueños” en 1900, como su piedra fundacional, reconociendo que ya se encuentran en ese texto las principales conceptualizaciones sobre las que continuará edificándose la praxis psicoanalítica: el inconsciente, el deseo, la sexualidad, la represión, el síntoma, y una primera concepción del “aparato psíquico”.

En la pre-historia quedaba su tarea como investigador en neurofisiología, su actividad médica atendiendo “afecciones nerviosas” con métodos electro-químicos, de hidroterapia, complementados con placebos termales y recreativos. Y, fundamentalmente, abandonando y diferenciando la práctica analítica del método hipnótico, con su principal instrumento engañoso: la sugestión y el poder ejercido sobre el paciente.

En ese pasaje, fue evidenciándose la originalidad con que Freud construyó su teoría, la eficacia de su práctica para abordar el sufrimiento humano, y el carácter subversivo que implicaba el reconocimiento de la dimensión inconsciente como determinante de la condición humana; lo que lo hace equiparable a los descubrimientos de Copérnico y de Darwin, por los descentramientos en el saber que produjeron sus concepciones.

En los últimos momentos de su vida, a pesar de las nuevas operaciones que debió soportar por el cáncer de boca que padecía, de los dolores invasivos, de la muerte de seres queridos, de la desaparición de familiares, amigos y colegas arrasados por el nazismo y la guerra, y del devastamiento del movimiento psicoanalítico, incluida la quema de sus libros en la hoguera pública y el saqueo de sus instituciones, el “viejo conquistador” continuaba extendiendo su territorio: “Moisés y la religión monoteísta” sería publicado en 1939, meses antes de su muerte, en tanto que en su escritorio permanecían los manuscritos inconclusos en los que estaba trabajando y que aparecieron póstumamente, en 1940: “La escisión del yo en el proceso defensivo”, “Algunas lecciones elementales sobre psicoanálisis” y “Esquema del psicoanálisis”.

Después de Freud, su obra no solo ha sobrevivido al maestro, sino que aún continúa encontrando la imprescindible re-creación en cada practicante del psicoanálisis que asume su deuda, “apropiándose de lo que ha heredado”, en el decir Goetheano. Para lo cual, la enseñanza de Lacan ha aportado nuevas conceptualizaciones y formalizaciones que fundamentan la práctica del discurso del psicoanálisis en la clínica actual, en instituciones, en ámbitos comunitarios y sociales, y en la intersección con otros discursos y campos de la cultura.

Como quizás lo hubiera querido Freud, aunque su vida se extinguió, la existencia de su obra permanece vigente.


Carlos Giusti
Psicoanalista. Miembro de LITORAL Agrupación Psicoanalítica de Santa Fe.